
“Capitán 5G, que te vas a liar…”. Esta debe ser la frase que más veces pronunciamos cuando vamos de pesca con este miembro de Los Calaboca. Le gusta la pesca, o eso dice, pero hay veces que si los peces no están muy activos, él tampoco hace mucho caso de la boya. Entonces su boya empieza a recorrer el mar como si fuese un barco a la deriva. Él dice que no… pero el Capitán Agulla y yo sabemos que es cierto y lo voy a demostrar.
Cómo liarla parda
Recuerdo una noche de este verano. Estábamos en el puerto de Burela los tres (creo que la CapitAna no estaba). Cada uno estaba sentado en su silla y estábamos a las caballas. No tengo fotos del momento porque era de noche. En ese momento no había picadas y el Capitán 5G, se puso en la postura que más le gusta: Sentado, pierna cruzada y empezó a mirar el móvil.
Su boya cruzó el puesto donde estaba el Capitán Agulla, cruzó el mío, cruzó el de otro hombre que había a mi derecha y llegó al puesto de un señor mayor. El Capitán 5G seguía sin levantar la cabeza de su teléfono… Entonces yo le dije algo como: “Capitán 5G, que te vas a liar…”. Su respuesta fue: “no, ¡no pasa nada!”, con toda la tranquilidad del mundo. Pasó un minuto o dos y el Capitán Agulla dijo “Capitán 5G, que te vas a liar…” y por fin levantó la vista del móvil. Se puso a recoger la caña, pero efectivamente… ¡ya se había liado!
Cómo «liar» el rizo
Al recoger su caña, traía también enganchado el sedal del señor mayor. Se puso a pegar tirones a ver si se desenredaba y no se daba cuenta de que lo estaba enredando aún más. Cuando consiguió acercar su sedal hasta donde estaba él, lo desenredó con las manos. Después el señor mayor intentó levantar la caña, que era de estas de 8 o 9 metros larguísimas para pescar calamares, pero su sedal había quedado enganchado en una de las escalerillas del puerto. El señor dio dos o tres tirones con la caña y en vez de desengancharse, se le partió el puntero de la caña que cayó sedal abajo. La cara del Capitán 5G era un poema. La que estaba liando… Os dejo una imagen de donde ocurrió todo:
Todo esto ocurría bajo la atenta mirada del Capitán Agulla y mía que nos mirábamos de vez en cuando. Nos estábamos descojonando de la risa por la que había formado el Capitán 5G en un momento. Al final, el Capitán 5G le pidió ayuda al Capitán Agulla para que bajase por la escalerilla y desenganchase el sedal de este abuelete.
Una noche negra para el abuelete
La mala suerte del hombre no terminó ahí. Cuando por fin el Capitán Agulla desenganchó el sedal, el hombre trajo su sedal con la caña rota hacia él, con tan mala suerte que el anzuelo se clavó en el respaldo de la silla de una mujer, que estaba allí pescando. Pasó otro rato tratando de desclavar de allí el anzuelo y el Capitán 5G ya se vino a su sitio a seguir pescando (como si nada…). Estuvimos un rato metiéndonos con él por la que había liado. Cuando volvimos a mirar hacia donde estaba el abuelete, el señor ya se había ido. Se fue sin pescar, con la caña rota y probablemente maldiciendo al Capitán 5G. Menos mal que el hombre no era conflictivo y aunque no le hiciera pizca de gracia, tampoco se enfadó… “Al menos aparentemente”.
En cualquier caso este incidente, no le quitó al señor mayor las ganas de pescar, porque días después volvimos a verlo con su caña ya arreglada por el puerto. Probablemente pensando eso de “Si quieres pescar y evitar problemas, no te acerques al Capitán 5G…”.