
La caja de pesca es uno de los materiales más importantes que llevamos cuando vamos de pesca. Si abrimos la nuestra, generalmente hay de todo (a veces una navaja sin lavar desde el último día que huele que alimenta…) y además ese material lo vamos reponiendo de vez en cuando. ¡Hasta crema para el sol llevamos! Que nunca sabe uno si el sol va a pegar más fuerte de la cuenta y no queremos venirnos de vuelta como cangrejos.
Tenemos un problema grave
Llevamos mucho tiempo con esta caja a cuestas, concretamente desde que yo me vine a Galicia allá por el 2010 o 2011. La traje de Sevilla porque era donde tenía todos los materiales de la pesca. La hemos paseado por los puertos, paseos marítimos y embalses donde se hace algo más llevadera, a pesar de lo que pesa. El problema está en que donde más nos gusta la pesca es en las rocas, hay que bajar cuestas y lo que es peor, después hay que subir las cuestas de nuevo…
En las cuestas y las piedras es donde la caja de pesca se hace algo insufrible. Además de llevar muchas cosas útiles, también está cargada de plomos (nunca sabes cuáles o cuando te harán falta). Si al peso de la caja, le unimos que es grande y ocupa bastante, la verdad es que transportarla por esos caminos llenos de pedruscos, se hace muy complicado.
Solucionando el problema
El otro día viendo video de pescadores, ninguno lleva tanto material junto, sino que más bien llevan lo justito que van a usar y poco más, así que decidí buscar una caja de pesca más pequeña, que quepa en una mochila y con el material justo y necesario. Después de mirar 40 cajas de pesca distintas, con unas medidas más o menos decentes para una mochila y que no se quedase pequeña, me decidí por una que creo que va a venirnos muy bien.
Es cierto que habrá cosas que no caben en esta caja, como los sedales, las linternas, las boyas y nuestra querida crema del sol. Ese material habrá que seleccionarlo el día anterior a la jornada de pesca y meter en la mochila solo lo estrictamente necesario, en vez de llevarlo todo junto como hacíamos siempre. Será mucho más cómodo llevar ese material y la caja de pesca en la mochila, que ir con la caja antigua ocupando una mano y dificultando las bajadas a las piedras.
La nueva caja de pesca
Finalmente, me decidí por una caja de estas medidas: 29cm de ancho, 19cm de largo y 6cm de alto. Esta es la caja elegida, que como se puede ver no tiene nada que ver con la caja anterior:
Lo bueno de esta caja, es que es doble. Tiene doble tapa y podemos guardar material por ambas caras de la caja. Es cierto que las divisiones interiores no tienen mucha altura, pero es suficiente para la inmensa mayoría de materiales. Además, trae unas láminas de plástico que nos permite añadir divisiones más pequeñas en la parte interior:
El cierre, aunque es de plástico, parece bastante seguro. Esperemos que con el paso del tiempo y el uso, no se termine desgastando:
Si alguien quiere una o más información de la caja, la compré en Amazon, después de mirar en varios sitios y me costó 22€. No es muy barata precisamente, pero es lo que buscaba. Os dejó el enlace de la caja aquí.
Estrenando la caja de pesca
Como no podía ser de otro modo, el material nuevo hay que probarlo, así bajé al trastero donde tengo la caja antigua y empecé a cambiar material de una a otra para una nueva jornada pesquera:
He puesto un poco de todo, pero por lo que estuve viendo, vamos a tener que reponer plomos de oliva y alguna que otra cosa más. Esperemos que nos traiga suerte y podamos traer mucho pescado a casa.